Sin embargo, para algunos analistas, el inédito griterío entre ambos presidentes habría tenido la escenificación de Hitler cuando este forzó a los gobiernos checoslovaco y austriaco a entregar el territorio en los Sudestes y el país entero, respectivamente. Y es que Zelensky rechazó la propuesta de Trump de un cese al fuego incondicional donde Rusia y EE.UU. terminaban repartiéndose los ricos recursos naturales de Ucrania (petróleo, gas, tierras raras, etc.), haciendo a un lado a la UE y al propio presidente ucraniano.
En
la Casa Blanca, Trump, le advirtió a Zelensky que, “no estaba en
posición de imponer condiciones para la paz y le acusó de coquetear
con la Tercera Guerra Mundial”, cuestión llamativa viniendo de
alguien que criminaliza a los migrantes, impone aranceles a la
competencia económica y plantea el principio de una nueva Edad de
Oro para EE.UU. desenvolviendo una estrategia geopolítica
expansionista (anexión de Canadá, Groenlandia, etc.).
Inmediatamente,
Úrsula von der Layen, presidenta del Consejo Europeo, declaró: “Tu
dignidad (en referencia a Zelensky) hace honor a la bravura del
pueblo ucraniano. Manténgase fuerte, sea bravo, no se deje
intimidar. Usted no está nunca solo, querido presidente Zelensky”,
(DW, 28/02/25).
De
esta forma, Zelensky quedaría al borde de un golpe de Estado yanqui
o de ser rescatado por un sector de la UE como señala líneas arriba
der Layen. Es que si bien es cierto la inversión norteamericana se
aproxima a los $115,000 millones (aunque Trump habla de $500,000
millones), la de la UE alcanza los 132,000 millones de euros (datos
del Instituto de Economía Mundial de Kiel). La UE y Zelensky habían
aceptado el cese al fuego siempre y cuando EE.UU. garantice la
presencia militar de la UE en Ucrania, cuestión que Putin rechaza de
forma categórica. La única garantía que ofrece EE.UU. es un fondo
de compensación que implicaría la cesión del 50% del territorio
ucraniano por el apoyo financiero y militar invertidos en la guerra
de Ucrania contra Rusia.
Cuando
Zelensky habla de “una paz justa y duradera” buscaría un
“reparto democrático” de Ucrania donde él y la UE tengan una
“tajada más grande de la torta y una presencia militar como
garantía disuasiva frente al ejército ruso”, cuestión que Trump
no aceptaría ya que prioriza su acuerdo con Putin y porque sabe que,
por un lado, Zelensky y la UE dependen de su sistema satelital
antimisiles para poder desenvolver una guerra de alcance mundial, y
por otro, porque para él su enemigo principal es China. Sin embargo,
el nuevo canciller conservador alemán, Friedrich Merz, estaría
decidido a priorizar “que Europa logre la independencia de EE.UU.”,
(BBC, 24/02).
En
este sentido, en la reunión de la UE en Londres (02/03), se acordó,
“mantener
el flujo de ayuda a Kiev y mantener la presión económica sobre
Rusia para fortalecer la posición de Ucrania; asegurarse de que
Ucrania esté en la mesa de negociaciones y que cualquier acuerdo de
paz debe garantizar su soberanía y seguridad; y continuar armando a
Ucrania para disuadir futuras invasiones”, (Infobae, 03/03). No
obstante, a pesar que Macron declaró que irían a dar una tregua de
un mes, Starmer, señaló que no había un plan determinado todavía.
Este último a su vez “lanza puentes” a Trump, mientras que la
mayoría de mandatarios europeos aparecen más firmes en su
distanciamiento con EE.UU.
Para
algunos analistas, el acuerdo de paz integrando a la mesa de
negociaciones a la UE o Zelensky sería la solución a la guerra.
Pero una “garantía de seguridad” para Ucrania (como plantean la
UE y Zelensky), implicaría una fuerza militar. Es decir, una
situación de volatilidad colosal como la de Siria o la de Palestina,
donde a la menor chispa se podría volver a incendiar la pradera.
Así
las cosas, estaríamos frente a la paz de los cementerios que sería
financiada con la plata del recorte del presupuesto social a los
trabajadores europeos y norteamericanos.
César Zelada. Director de la revista La Abeja obrera. Escritor y colaborador en varios medios de prensa obrera y popular.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.