Fue un día gris de fines de abril cuando nos viniste con el anuncio de que la parca te estaba golpeando la puerta del rancho. Que “es cosa seria” nos dijiste; pero que por el momento y mientras puedas vas a seguir militando “junto a los compañeros y trabajando en la tierra o cuidando a las gallinas.” A partir de allí comenzaron a venir los recuerdos como en cascada, porque nosotros no te dejaremos ir. Está decidido…
¿Te acordás viejo Pepe?
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