Recomiendo:
4
La ultraderecha como eterno pretexto
Twitter
Facebook
email
Por Francisco Lemus | 02/04/2025 | México
Fuentes: Rebelión
Con la ya bien
conocida cantaleta de hacerle el juego a la ultraderecha, Morena y sus
antecedentes llevan cerca de 20 años evitando cualquier crítica o demanda de rendición
de cuentas, si en 2006 las críticas desde la izquierda eran un juego a la
derecha, hoy en 2025, cualquier demanda de seguridad es hacer llamados a la
intervención estadounidense.
Es innegable hoy,
que el controvertido triunfo de Felipe Calderón representó el arranque de una
sangrienta guerra que hasta la fecha no se ha revertido, así como que Donald
Trump y sus caprichos representan un riesgo para la soberanía nacional; igual
de innegable es la falta de compromiso de la izquierda electoral con las causas
populares y progresistas.
Cuando en 2006 el
neo zapatismo chiapaneco lideró la llamada Otra Campaña, en la que denunciaba a
López Obrador como una continuidad disfrazada de cambio, que para entonces ya
se había aliado con conocidos caciques de la vieja clase política mexicana;
toda crítica fue acusada como un juego a la ultraderecha.
Pasados los años,
es claro que Chiapas no sólo sigue sumido en la pobreza y la marginación, ahora
además es presa de una violencia que mantiene el desplazamiento de comunidades
enteras y que ha llegado a paralizar ciudades tan importantes como San Cristóbal
de las Casas.
A ello habría que
sumar que Manuel Velasco, segundo ex gobernador del mismo nombre en Chiapas,
ahora es un célebre cuadro morenista. Pero esto no sería más que un simple dato,
sino fuera porque a estas alturas Morena está lleno de antiguos priístas y
panistas, como el más reciente fichaje de Miguel Ángel Yunes.
Yunes era
considerado parte de una familia criminal -por decir lo menos- hasta el día que
decidió apoyar a Morena.
Aunque los
críticos más superficiales del actual gobierno y su antecesor no dejarán de responsabilizar
a la inexistente política de “abrazos no balazos”, la realidad es que la
estrategia se ha centrado en mantener al ejército en las calles, a pesar de su
ya comprobada complicidad con los cárteles, a la vez que la procuración de
justicia se mantiene como el gran pendiente.
Desde hace
décadas la impunidad se ha mantenido en niveles cercanos al 99%. Del mismo
modo, grandes problemas que se han denunciado desde hace años, como el aumento
de la desaparición y recientemente de jóvenes que son citados en centrales
camioneras para ocupar una vacante laboral, han sido ignorados por las
autoridades.
Morena y la
crisis de inseguridad
La decisión de
Donald Trump de declarar a los cárteles de la droga como organizaciones
terroristas definitivamente es un riesgo para la soberanía nacional. No es
necesario echar a volar la imaginación, basta recordar la situación de los
países que han sido intervenidos por EEUU, pero pretender culpar a quienes
exigen justicia de provocarlo es insultante.
El gobierno ha
sido indolente con la situación de violencia que pervive en todo el país, y debo
insistir, la mayor prueba de ello es el poco compromiso que ha puesto en que la
Fiscalía General de la República (FGR) sea por lo menos dirigida por alguien
que muestre un poco de disposición con la impartición de justicia. Tan sólo hay
que ver su historial.
Las madres
buscadoras, un fenómeno relativamente reciente, es un claro testimonio de la
falta de compromiso del actual gobierno ya no sólo con la impartición de
justicia, sino siquiera con brindar atención a las víctimas de una violencia
que va carcomiendo la totalidad de las zonas rurales y muchos de los suburbios
urbanos del país.
Mientras que
México se desangra y los vestigios del terror van saliendo a la luz, como lo ha
sido el rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco (a 64 kilómetros de
Guadalajara), el gobierno lejos de mostrar decisión en su lucha contra las
bandas criminales, quiere apostar por el silencio bajo amenaza de que de otro
modo seremos responsables de lo que Trump opte por hacer.
Se nota que
Morena y sus dirigentes son los principales interesados en que la “ultraderecha”
nacional e internacional no se acaben, porque de otro modo no sólo se quedarían
sin un acervo de donde sacar sus cuadros futuros, además, y esto es lo peor de
todo, se verían obligados a hacer su trabajo y rendir cuentas al pueblo que
dicen representar.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.