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La Universidad y los cambios que la acechan

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Universidades del presente y del futuro I

La Universidad y los cambios que la acechan

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Por Manuel Humberto Restrepo Domínguez | 14/03/2025 | Colombia

Fuentes: Rebelión

En la universidad se vive, se viaja en ella para entenderla, allí se habita, piensa, enseña, aprende, interpela, cuestiona, pregunta, responde. Se construyen mundos, se siente seguridad y se realizan derechos. Hace 100 años (Córdoba Argentina 1918) y luego 50 (mayo 68, París, México DF) estaba en ebullición política para cambiar el mundo. Ahora hay un silencio prolongado, quizá vendrá su momento político otra vez, están en transformación sin salirse de sus ejes. Hay modos de ser distintos, ideas que circulan con fuerza y luego se apagan, después regresan, nunca se van para siempre, marcan hitos de desobediencia cuando hay leyes injustas y mantienen vivo el espíritu de rebelión.

El concepto de universidad tradicional, nacida hace ya 1000 años en Bolonia, Oxford, luego París, Cambridge, Salamanca, sentaron las bases, combinaron estética, ética y saber en extensos campus con árboles, flores, aguas, aves, museos, bibliotecas, imprentas, laboratorios, auditorios, paraninfos, salas de estudio y de conciertos, que hoy se completan con plataformas tecnológicas, internet, publicaciones y repositorios, que la transforman. Los campus pasan a segundo plano, se reduce la vida presencial y el ser universitario a tiempo completo. Hace 50 años no se concebía a un profesor sin estudiantes o sin discurso pedagógico sobre su saber, como tampoco a un estudiante sin campus y sueños de cambio, ni había protesta sin hondas discusiones previas, ese modo de ser está cambiando.

La
tendencia es de menos campus y rígidas edificaciones, menos vida
colectiva y más ecosistemas hiperconectados, flexibles y con más
tecnologías disponibles. El sueño de infraestructuras en todos los
rincones da paso a nodos que interconectan, como siguiendo un modelo
de shopping. Cada universidad tendrá el reto de reorganizar su
modelo, ir a donde quiera con bajas inversiones en cemento y
dependerá de su capacidad creativa diseñar su futuro, sin perder de
vista sus raíces ni misión actual conducida por el derecho a la
educación afirmado en mayo del 68 que proclamó libertades y condenó
tiranías, dogmas y violencias. La que pierda el sentido o se
“clientelice”, quedará en modo mercantil y la filosofía, el
arte o la historia tendrán poco valor. Repensarse libre dentro de la
sociedad global de mercado, le permitirá mantenerse relevante,
inclusiva y comprometida con la sociedad presente, formando humanos
libres, rebeldes, críticos y humanizados, capaces de rechazar un
genocidio y derrotar una tiranía, pero también de construir
bienestar con la ciencia que conoce.

La
tecnología y la digitalización impactan la vida y dinámicas de la
universidad, introducen otras formas de acceso al conocimiento, ponen
a disposición en línea millones de datos, profesores destacados,
premios nobel, científicos, intelectuales del mundo pueden entrar a
un mismo tiempo a la pantalla de una clase para abordar un tema, sin
campus, ni reglas comunes, ni colectivo. Basta un link, un enlace.
Tiza, marcador, tablero, video beam, desfilan hacia el museo, como ya
lo hicieron el stencil, las máquinas de escribir Brother y Remington
y las hojas de cuaderno.

El
modelo presencial, del profesor con una vida media estable,
eternamente atada a la institución, sentado en el cafetín con
estudiantes, discutiendo por horas junto a libros amontonados, que
tenía formación sindical y cooperativa, que estaba preparado para
el mitin y la asamblea, se ha diluido entre productos, artículos y
ponencias, del
modelo competitivo que empuja a producir, a ser “universitarios
productivos”, sumar 6, 8, 10 artículos por año en revistas
indexadas en las que muchos pagan de 2000 a 5000 dólares (asunto
ético por discutir y mercantil a reprochar), pero que sienten la
angustia del “ser docente”, enfrentado a otro tipo de reglas y
estudiantes. El impulso por producir se toma los escenarios, más
artículos, más eventos, metas, puntos, escalones, indicadores,
“hacer más” hasta olvidar el porqué de ese afán. Hay prisa por
producir más rápido y lentitud para pensar la institución.

El sistema de aprendizaje de contenidos inamovibles y exámenes intensos está siendo reemplazado por educación en línea, cursos masivos abiertos (MOOC), plataformas como Coursera y Khan Academy, certificaciones por demanda. Universidades que desafían límites geográficos y normativos y centros de negocios que se camuflan para disputar estudiantes con ofertas de programas de contenidos simplificados, menos asignaturas y seminarios, más estudiantes por grupo y uso intensivo de inteligencia artificial con herramientas como ChatGPT que completan o reemplazan funciones alterando roles tradicionales, eliminando tareas, evaluaciones, tutorías y reduciendo la repetición de contenidos, que logran encajar en la lógica de jóvenes que buscan conocimiento y habilidades prácticas que solucionen sus necesidades más rápido, con flexibilidad y periodos cortos de estudio, no centrados en grandes relatos, ni en largos plazos, tienen otras agendas. Demandan planes de estudio adaptables a sus intereses, ponen en cuestión las relaciones interpersonales, desconfían de las inercias institucionales- El profesorado va rápido tras el artículo, el estudiante también tras un sueño a cumplir.

Los
gobiernos universitarios, se autodefinen más como gestores,
administradores y gerentes, conforme el modelo privado que impone el
mercado. En el
diálogo universitario es notable la reducción del sentido político
de construir en colectivo y de la movilización gremial y de
estamentos. Asambleas y debates casi han desaparecido y los campus
apenas sí conservan huellas y murales de libertades amenazadas o
alusión a las víctimas (en Colombia fueron 588 universitarios
asesinados en el conflicto y cientos de desaparecidos de sus campus,
Comisión de la verdad). Las energías ante las desigualdades del
tercer país más desigual del mundo están centradas en
financiamiento y asuntos laborales (70% del profesorado es a contrato
y 50% de funcionarios es provisional o a contrato). El debate por las
ideas sobre el tipo de sociedad o de estado y soberanía, es superado
con cientos de eventos que no representan debates, pero ofrecen
resultados en la web. En el profesorado hay cierto agobio y fatiga
por la exacerbada intromisión del modelo privado de gestión,
centrado en mecánicas y conductismo de metas e indicadores. La
acción del poder que, aunque no se percibe, ni parece propio de
nadie, está ahí, conduce las reglas del capital para producir y
reproducir sus dictados.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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