no te acuerdas porque eres muy joven, pero hubo un tiempo en que la Unión Europea se consideraba un “continente de paz”. Hasta hace al menos trece años: en 2012 la Unión Europea recibió el Premio Nobel de la Paz por “su contribución de seis décadas al avance de la paz” y “pasar de ser un continente de guerra a un continente de paz”. Tras siglos de matanzas, la creación de la Unión Europea aseguraba un largo período de paz, y daba ejemplo a toda la humanidad. Vale, había carnicerías en los Balcanes, pero eso no se consideraba Europa-Europa. Y países europeos se implicaban en guerras al lado de Estados Unidos, pero siempre lejos de nuestro suelo. Los europeos podíamos presumir de vivir en paz, y cada vez quedaban menos europeos con memoria directa de la guerra.
Hasta que este martes Von der Leyen declaró el
fin de los buenos tiempos: “Estamos en una era de rearme”. Hay que movilizar
800.000 millones de manera inmediata para aumentar
las capacidades militares de Europa. Y para ello sacarán el
dinero de donde sea. Incluso relajando la sagrada disciplina fiscal, para que
las compras de armamento no computen como deuda. Y los fondos de cohesión y
para la transición ecológica, de la que ya nadie se acuerda. Los Next Generation,
que ayudaban a cambiar las ventanas de casa, podrán ser reconducidos para
comprar “defensas aéreas, sistemas de artillería, misiles y drones”.
El momento lo justifica todo: estamos
viviendo “el más transcendental y peligroso de los tiempos”, según la
presidenta. El amigo americano nos ha dado la patada, la guerra en Ucrania se
inclina del lado ruso, y los europeos nos metimos hasta las trancas en esa
guerra, solo nos faltó enviar soldados. Europa está en peligro, Europa debe
defenderse, ese es el mensaje.
Cualquiera pensaría que Rusia, que en tres
años no ha sido capaz de vencer a Ucrania, y ha pagado un alto precio en vidas,
material militar y daño económico, no tendría muchas ganas de nuevas aventuras.
Pero hemos actualizado el viejo “Rusia es culpable”, y el espantajo de Putin
será utilizado en adelante para justificarlo todo: ¿aumento del gasto militar?
¡Putin! ¿Recortar políticas públicas para gastar más en defensa? ¡Putin!
¿Recuperar la mili? ¡Putin! Cualquier cosa que nos propongan frente a Putin, colará.
Incluido comprarle buena parte de esas armas… a Estados Unidos.
Se nos dirá además que Europa quiere la
paz, y que solo está aplicando el viejo latinajo de “Si vis pacem para bellum”
(si quieres la paz, prepárate para la guerra). Aparte de que la frasecita ha
sido coartada histórica del militarismo, y hace tiempo que el pacifismo la
sustituyó por “Si vis pacem para pacem”, muchos pensamos que “la guerra empieza
en la fragua”, como tituló Sánchez Ferlosio uno de sus brillantes textos sobre
la cuestión bélica. Decía Ferlosio que las armas “son un instrumento cuyo
ejercicio se ha erigido en fin en sí mismo”, de modo que la propia existencia
de las armas (y de la industria armamentística, que estos días se frota las
manos) acaba siendo la primera causa de guerra.
Hoy que medio planeta se lanza al rearme,
que también el “continente de paz” se apunte a la carrera armamentística es un
desastre. Por mucho Putin que digan.
Fuente: https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/continente-paz-rearma_129_12103909.html