Paz en Medellín desde las cárceles colombianas
Heroínas y Héroes
Es
una sensación extraña: bajar del coche así nomás en Barrio
Kennedy. He conocido otros tiempos. Durante décadas, los barrios
populares construídos en las laderas montañosas que rodean la
ciudad de Medellín se conocieron por la violencia brutal con la que
las organizaciones armadas se combatieron. Solían arrastrar los
cadáveres de sus rivales atados a la parte trasera de sus
motocicletas por las calles para marcar su territorio con una
frontera invisible.
Tenemos
una cita con Martha Macías Querubín. En aquellos tiempos vivía en
parques, cementerios y casas abandonadas. Durante años la
drogadicción determinó el rumbo se su vida. A los 13 años ya
pertenecía a una de las bandas. Sus familiares no se salvaron
tampoco. Cuando su propia banda asesinó a su hermano decidió salir.
Se
acuerda de los muertos y los horrores como si fuera ayer. “Fue una
época horrible,” me cuenta mientras miramos las fotos en la pared.
“En los años 1990-1991 asesinaron aquí a siete mil jóvenes..