Nota original
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Desarrollador Web - Informationsproducent - Profesor Informatica - Escritor - Dirigente vecinal. Editor editorial Webmediabook.com y gestor de la red de periódicos locales diariolocal.de.
Por Sebastián Ruíz Alsina
Con un chifón transparente sale hasta el marco de la puerta de su habitación y me pega una mirada como la que da la boa antes de morder algo. El bikini con encajes que trae puesto lo tiene incrustado en el cuerpo. Sus ojos son dos pececitos de oro que nadan dentro de una pecera almendrada, y leo en ellos: “prepárate huachito que te voy a hacer zumbar”.
Me hace un gesto con su bracito gordito para que avance hasta donde está. Calculo que me debe llegar a la cintura, justo donde se levanta el mástil para gritar “Viva Chile mierda”. Toma mi mano y antes de entrar me agarra la frutera para tantear lo que hay en ella. Hoy tendré la oportunidad de estar con la Margarita. Quiero conocer cómo es el amor en formato chico. Por lo que he escuchado la chiquitita se las trae, es brava, como un hacha afilada. Ahora sabré por qué sus labios gruesos han ganado tanta fama. Por fin podré raspar mi cachocabra en ese caldo.
Quiero sacarme los balazos y arroparme en ese corazoncito pequeño que tiene. Veré sí le hace honor a su reputación y me quita la falta de cariño que tengo. Me pregunto cómo pudo la naturaleza atomizar en ese cuerpito tanta exuberancia y transmitirle a un hombre como yo (a mí que me cuesta entrar en el círculo amoroso) ideas pecaminosas antes de siquiera tocarle un pelo.
Me pide que me siente en la cama y me quite la ropa. Quedo en calcetines. Miro su bracito choco, la piernita que le llega hasta la rodilla y que es ancha como la pata de un sofá antiguo. El talle corto contrasta con su monumental trasero. Le cuesta subirse a la cama y cuando está arriba me tiende de espalda. Siento un escalofrío cuando recorre mi cuerpo con su lengua bífida. Es como si la pasara dos veces. Tremendo es el placer que siento, ¡Madre de Dios!
Se encarama encima mío con sus bracitos que terminan a la altura del codo. Es toda una artista circense dominando el arte del equilibrio. Me pasa el chonguito de uno de sus brazos por mi pecho: eso me excita. Se saca con los dientes la prótesis de una de sus piernas, la lanza lejos y queda montada como quien va a domar un potro. Le toco los pechitos maduros que apuntan hacia el cielo. Todo en ella es minimalista. Aletea como un pollo faenado sin alas. Pide que me acerque, para que le pase la lengua por su abdomen hinchado; siento en mi boca la mezcla de tabaco y café. Corcovea, manifestando que la pica le llega hasta el cuello. Le toco el muñón que tiene en su pierna izquierda y lo siento suavecito como si fuera seda. Arriba del ring, de cuatro perillas, es peso mosca con un buen juego de cintura. Se suelta el pelo y lo deja caer en su espalda tomando el aspecto de una amazona. Se chasconea eufórica, grita, aúlla y alaraquea como endiablada. Me pregunta qué quiero a hacer y le respondo que ella manda. Despide un olorcito a rosas recién cortadas. Gira sobre sí misma como si fuera un trompo dándome topones.
Se pone de espalda y asume la posición. Parece un lechoncito que espera ser rellenado con una zanahoria de las grandes. Mueve su cabeza y me mira con sus ojos abrasadores diciéndome: “que estai esperando”. Me acerco y antes de mandárselo a…me acuerdo de la Julieta, mi mujer, a quien escucho dentro de mi cabeza como campanadas interminables:
—¡No te olvides de pasar por la torta de la niña! Acuérdate que el cumpleaños es hoy y comienza a las cinco. ¡No te vayas a olvidar! —enfatiza.
—¡Sí, mujer!, no te preocupes, llegaré a tiempo. Solo voy a hacer un alto en el centro para atender a una clienta que me está pidiendo un servicio, necesita que le destape una tubería.
—Bueno, pero no llegues tardes como otras veces, hoy es el cumpleaños de tu hija.
—¡Sí, mujer!…no tienes para que repetirme las cosas —le digo apretando los dientes.
La Margarita —hasta dulce suena el nombre de esta mujercita— me pregunta si todo está bien. La miro y le digo que hasta aquí llego, que me tengo que ir. Me pide que le diga si lo ha hecho mal para que yo me vaya. Respondo que no. Que solo he recordado una cosa, ha sido un lapsus, pero que todo está perfecto con ella. Me dice que, si quiero puedo dejarlo para otra ocasión, que no habría problema, que este encuentro no hay necesidad de pagarlo.
La miro mientras comienza a acomodarse las prótesis de sus brazos. Da un salto y la veo buscar la pierna falsa debajo de la cama. Me visto pensando en mi hija, en su fiesta, en su torta, que ya es tarde y me va a pillar la hora y después vendrán los reclamos de mi mujer.
Me despido de la Margarita quien cojea mientras sigue buscando por la pieza. No sabe a dónde fue a dar la prótesis. Agarro mi bolso de gimnasio y salgo con destino a la pastelería. Retiro la torta y encamino mis pasos elasticados a la casa. Llego en medio del algarabío de los invitados al ver la torta que llevo. La fiesta de los cabros chicos se desata. Pitos, cornetas, serpentinas, la piñata y cantarle el cumpleaños feliz a la niña para después servir la torta es el epicentro del cumpleaños. A las tres horas después termina tod..
Desvergonzado de mí
Impúdico
Me desnudo en cada palabra que escribo
Pero, qué hacer
Uno es o no es poeta
todo el día
Todos los días
Ser poeta me ha costado
un ojo de la cara
La poesía no ha tenido piedad
con mi bolsillo
Pero mucho peor sería
haber sido pobre de espíritu
Las palabras me buscan
para que yo las diga
Insisten, presionan
Hasta que me relajo y ellas
hacen de las suyas
Acaban conmigo mientras las escribo
Cuando escribo me transformo
Por eso pienso que esto de escribir es una locura
Una locura que me hace sentir bien en todo caso
Por eso la repito todos los días
La nada me ha tragado incontables veces
Desde una página en blanco
Resistiéndose a que la escriba
No conozco peor enemigo de la escritura
Que su vertiginoso y profundo vacío
Por las noches me visita un fantasma que se me parece
Y viene para que me vea a mí mismo
Con todos mis ruindades y defectos
Para enrostrármelos sin ninguna misericordia
Y los escriba
Mi verdadero yo sabe que debe ser sacrificado
Pero se niega
No tiene ninguna intención de entregarse sin dar pelea
Y patalea
Yo escribo como un condenado a la escritura
Como un vicioso incapaz de escapar de la droga
Si no escribo el síndrome de abstinencia me vuelve insoportable y agresivo
No hay cura para este flagelo
La muerte me ronda
todos los días
La veo pasar saludando haciéndome señas con su mano
Hay una extraña familiaridad entre nosotros
Que hace que yo le devuelva el saludo y le sonría
A veces escribir me produce los espasmos de un parto
Una contracción tan insoportable
que me desfigura
Tirito, traspiro
Hasta que nace la criatura
A veces sospecho que el diablo me persigue para que escriba sus infernales fechorías
Yo apenas puedo resistirme e Intento hacerme el desentendido
Pero a veces también sospecho
que él se sale siempre
Irremediablemente con la suya
Yo escribo en el suelo, en servilletas, en los muros
Sobre cualquier superficie que reciba mis signos
Ellos luchan por ser paridos
y arrojados a la vida
Aunque sean signos
destinados con seguridad al tarro de la basura y al olvido
A veces no soy yo quien escribe
Sino un espíritu que me posee
Y dicta sus palabras a mis oídos
Actúo solo como una antena que emite automáticamente lo que recibe
Ernesto Langer Moreno nació en Santiago, Chile, el 23 de mayo de 1956. Estudió en el Liceo San Agustín de Santiago y en la Escuela Militar General Bernardo O`Higgins. Posteriormente, estudió Administración de Empresas en Francia.
Actualmente es el editor del Portal de Literatura Chilena en Internet escritores.cl.
Ha publicado libros de poemas, cuentos y dos novelas cortas, además de haber sido colaborador de diversos diarios nacionales como Las Ultimas noticias y varios suplementos semanales. En 1983 y 84 fue propietario y director de un periódico provincial llamado El Trapiche el que fue clausurado por el régimen militar del dicatdor Augusto Pinochet.
Libros publicados:
Siglo XX, he aquí el hombre (poemas, autoedición, Santiago, 1978)
Ojos de luna (Poemas, Editorial Nascimento, 1983)
El mago de las palabras (Poemas, Editorial Creces, 1985)
Cuentos breves, entretenidos y felices (Cuentos, autoedición,1995)
El Hombrecillo de los cuentos (Cuentos, LOM ediciones, 1996)
La otra orilla (Cuentos, Autoedición, 1998)
Arqueología de un retorno (Novela, Ediciones de escritores.cl, 2008)
Érase una vez…(Cuentos, Ediciones de escritores.cl, 2009)
Filopoes .(Poemas, Ediciones de escritores.cl, 2013)
EntreLetras .(Cuentos, Ediciones de escritores.cl, 2013)
TRECE CAMPANADAS PARA DESPEDIR AL 2024
La décimo tercera campanada
resonará, distante y melancólica,
desde el villorrio o el barrio.
Será el eco final
de un tiempo perdido,
de un camino sin regreso.
La décimo segunda,
un susurro urgente:
que no olvides a Palestina,
a Siria, y a la cáfila interminable
que deambula drogada
por la desidia neoyorquina.
La décimo primera
marcará en tu conciencia
el voto que omitiste,
el que pudo frenar
el egoísmo, la mentira
y el dolor que ensombrecen
el cielo vasto.
La décima será un recordatorio:
tu obra nace con otros,
con quienes están
y con quienes partieron,
frente al mar y su eterna soledad.
La novena campanada,
un presagio del próximo dígito,
donde la inteligencia es dato,
un cromosoma de silencio
entre ciencia y pensamiento.
La octava vendrá del firmamento,
desde la Cruz del Sur,
camino a galaxias del pasado.
La séptima alcanzará los oídos
de quienes habitan el cuento,
la literatura, la ilusión y el drama.
La sexta dará a luz
la causa inconclusa:
el bienestar esquivo,
el despertar de los tantos dormidos.
La quinta será un torbellino
de principios extraviados
en dictaduras liberales,
en dogmas y verdades absolutas.
La cuarta campanada
restallará incompleta
en el silencio de esta noche.
La tercera será la que creíste
conocer desde siempre
pero nunca llegó a tus oidos
La segunda, el adiós del año.
La fecha que salta ilusorio
De aquí hasta siempre.
Y la última… es tu corazón que late,
unido a la humanidad.
Javier Rojas Aguayo. La Serena, diciembre 2024
La Universidad de Talca ofrece ebooks gratuitos para descargar: ¿realmente son libros digitales?
La Universidad de Talca ofrece ebooks gratuitos para descargar: ¿realmente son libros digitales?
La Universidad de Talca ha puesto a disposición del público una colección de libros gratuitos para descargar durante el verano que acaba de pasar. Al visitar su página editorial, descubrimos que, en efecto, existe un catálogo de archivos disponibles para descarga virtual sin necesidad de registro ni proceso de compra. Sin embargo, hay un detalle importante: los archivos ofrecidos están en formato PDF, y los gestores de la página o la Editorial los denominan «ebooks». A continuación, aclaramos la definición de ambos términos y el uso correcto de los formatos.
Un ebook (libro electrónico) es un archivo digital diseñado específicamente para ser leído en dispositivos electrónicos como tablets, smartphones o lectores de ebooks (como Kindle). Los formatos más comunes para ebooks son EPUB y MOBI, que permiten adaptar el contenido al tamaño de la pantalla, ajustar el tamaño de la letra, cambiar la fuente y ofrecer una experiencia de lectura interactiva.
Por otro lado, un PDF (Portable Document Format) es un formato de archivo creado principalmente para conservar el diseño y la disposición original de un documento. Aunque los PDF pueden contener texto e imágenes, no están optimizados para la lectura en pantallas digitales, especialmente en dispositivos pequeños, ya que no son adaptables y requieren hacer zoom o desplazarse constantemente.
En este caso, los archivos ofrecidos por la Universidad de Talca están en formato PDF, lo que significa que, aunque son accesibles y útiles, no cumplen con las características de un ebook propiamente dicho. Llamarlos «ebooks» puede generar confusión, ya que no ofrecen la flexibilidad y adaptabilidad que los lectores esperan de un libro digital.
El auge de los ebooks: qué son y en qué se diferencian de los PDF tradicionales
En la era digital, los libros han evolucionado más allá de las páginas impresas. Los ebooks, o libros digitales, se han convertido en una opción popular para los lectores que buscan comodidad y portabilidad. Pero, ¿qué es exactamente un ebook y en qué se diferencia de un archivo PDF que no está diseñado para la lectura digital?
La principal diferencia entre un ebook y un PDF radica en su adaptabilidad. Mientras que un ebook está pensado para ofrecer una experiencia de lectura fluida y personalizable en cualquier dispositivo, un PDF es más rígido y mantiene un diseño fijo, lo que puede dificultar su lectura en pantallas pequeñas.
Con el crecimiento de la tecnología, los ebooks continúan ganando terreno, ofreciendo una alternativa moderna y accesible a los libros tradicionales.
La editorial webmediabook.com ofrece publicar libros digitales en una Edición Internacional en formatos profesionales para todos los lectores disponibles incluida la distribución y venta en todo el mundo.
Gladys Marín. Una vida revolucionaria’
Gladys Marín. Una vida revolucionaria’ (Ediciones B, 524 págs.), del historiador español Mario Amorós. El…